He pasado un número respetable de horas sumergido en Sekiro: Shadows Die Twice, el nuevo videojuego de From Software, y he vuelto para traeros el análisis del digno sucesor de la saga Souls. No ha sido fácil, y menos con todas las trabas que me ha puesto Sekiro. Sin embargo, puedo decir que he «sobrevivido», así que no podrá conmigo este final boss en forma de análisis.
Para poneros en contexto: Sekiro: Shadows die Twice es un videojuego de acción y aventura en tercera persona con elementos de rol. Nos situamos en la era Sengoku de Japón, un periodo marcado por su brutalidad y el constante conflicto, lo que dará peso al significado de la vida y muerte.
La única forma de avanzar es dejar algo atrás
From Software nos pone en la piel de Lobo en Sekiro: Shadows Die Twice, un Shinobi caído en desgracia, cuya misión es recatar a su amo y buscar venganza sobre su enemigo, para así recuperar su honor perdido. Sekiro es inconfundiblemente sucesor de Dark Souls y Bloodborne, e hijo directo de Hidetaka Miyazaki y From Software.
Sin embargo, esto no lo convierte en una copia con diferente ambientación. En Sekiro: Shadows Die Twice se mantiene la esencia de sus antecesores: Nada es regalado. Si caes, te levantas y lo vuelves a intentar. La voluntad del jugador será puesta a prueba de la forma más brutal y cruel. Sin embargo, lejos de quedarse en lo conservador, From Software ha sabido evolucionar a través de la experimentación.
El camino del Shinobi: Brutalidad y tradición
Una de las evoluciones más destacadas con respecto a sus antecesores es el aspecto narrativo. La historia en Dark Souls puede llegar a ser muy críptica y exige una implicación activa de los jugadores. En Sekiro esta actitud pasiva de la historia se vuelve más activa, pero no implica que deba haber menos actividad por parte del jugador.
Si bien la historia de Sekiro se muestra un poco más amigable a la hora de conocer y comprenderla, todavía debemos descubrir a conciencia muchos aspectos ocultos. Dependerá en gran medida de nuestra curiosidad y lo que queramos explorar.
La historia no deja indiferente y puede parecer que no ofrece rejugabilidad debido a su carácter lineal, pero aquí entran todos esos detalles que debemos descubrir. Son estos últimos los que detallarán la historia, así que son una de las razones por las que rejugar Sekiro.
Además, contamos con un número significativo de cinemáticas y que nuestro personaje habla. No contaré más sobre la historia de Sekiro: Shadows die Twice para evitar spoilers y arruinar sorpresas, pues es una narrativa que cada jugador debe descubrir, vivir e interpretar a su modo.
La era Sengoku: Tan preciosa como letal
El apartado gráfico de Sekiro: Shadows die Twice no es el mejor del mercado ni lo pretende. From Software ofrece una calidad gráfica superior centrada en el diseño artístico y de niveles. No vamos a disfrutar de los mejores gráficos, pero sin duda estamos ante diseños de personajes y escenarios más que destacados. La atención al detalle que Sekiro muestra es en muchas ocasiones de cirujano.
A pesar de ser más amigable, la ambientación de Sekiro: Shadows die Twice sigue la línea de Dark Souls: Derrotista y en ocasiones terrorífica, pero con pinceladas de luz y esperanza. Además, en Sekiro se añade a la ecuación la fragilidad y lo salvaje en algunos escenarios. El equilibrio, valorado en la cultura japonesa, se refleja perfectamente en el diseño y se transforma en catarsis, y es lo que lleva al jugador a maravillarse con cada escenario.
La atención al detalle llega a su máximo esplendor en los personajes y el combate, concretamente en nuestro protagonista. Las cinemáticas y animaciones portando y usando la Katana son aspectos para comentar aparte.
From Software ha tenido muy en cuenta detalles relacionados con el uso de la Katana y toda la tradición que la acompaña: Cómo llevar, desenfundar y enfundar la Katana, su significado, tradiciones… ¡E incluso la posición de las manos al cogerla! El detalle más simbólico es cómo limpian la Katana de una sacudida al acabar un combate. ¡Detalles!
He jugado a Sekiro con el audio de los diálogos en japonés y subtítulos en castellano. El doblaje al castellano no es malo, pero es infinitamente más inmersivo escucharlo en japonés. Los subtítulos están muy bien implementados y Sekiro no nos obligará a leer conversaciones relevantes mientras luchamos.
Donde encuentro la más bella flor, también la espina
Sekiro: Shadows die Twice peca de reciclar muchas localizaciones y enemigos. Durante nuestra aventura tendremos que volver a visitar algunos lugares y luchar contra enemigos que ya enfrentamos anteriormente. Aunque argumentalmente tenga sentido, este aspecto muestra algunas flaquezas del título, posiblemente originadas por un apretado calendario.
Por otro lado, también he notado problemas en el rendimiento. Ciertamente no han sido algo constante, pero en ocasiones puntuales han llegado a afectar ligeramente a la jugabilidad. Por suerte, no es un aspecto que empañe la experiencia del jugador y posiblemente se arregle en futuras actualizaciones.
Dudar es caer. Caer es aprender
From Software ha mantenido la misma dificultad endiablada que ya nos torturó en la Saga Souls y Bloodborne. No importa cuanto grites, supliques o busques en el menú la opción de dificultad. Sekiro seguirá igual de duro y castigador. La filosofía de Sekiro: Shadows die Twice se puede resumir en una frase: Dudar es caer. Justamente en este aspecto aparentemente cruel reside la belleza de este videojuego y sus antecesores.
En Sekiro podemos revivir in situ en caso que nos maten. Esta nueva mecánica hizo dudar a muchos fans, pero finalmente ha resultado estar muy alejada de estas preocupaciones. Atrás quedaron las excusas de los despistes o los famosos no me ha dado o me mata de un golpe. Se acabó porque ahora tendremos una nueva oportunidad. Por supuesto, se mantiene la penalización al morir: No perdemos almas, pero sí la experiencia y el dinero ganado.
Revivir no es el único cambio que Sekiro ha recibido con respecto a sus antecesores. La cantidad de aparición de jefes finales se ha reducido, sin embargo han aumentado los subjefes. Estos últimos pueden llegar a ser tan poderosos, letales y temibles como un jefe final. Por suerte, sí se mantiene que una vez muertos estos jefes y subjefes, no aparecerán tras un descanso en los Ídolos, las nuevas hogueras.
Combate y sigilo: Los pilares de Sekiro Shadows Die Twice
Si hablamos de cambios, resulta imposible pasar por alto el sistema de combate de Sekiro. La mecánica de rodar/esquivar, famosa en la saga souls, ha quedado en segundo plano, pues Sekiro apuesta por un combate directo, exigente para nuestros reflejos y que siempre es a muerte.
Contamos con dos barras a tener en cuenta: Barra de vida y Barra de Posición. La barra de posición la poseen tanto enemigos como nosotros y se llena atacando y realizando bloqueos exitosos. Al llenar la barra del enemigo, podremos hacerle un ataque crítico y letal.
El combate en Sekiro: Shadows die Twice es rápido y no admite errores. Debemos encontrar el equilibrio entre bloquear y atacar, retroceder y avanzar. Usar el salto y el esquive únicamente cuando se requieran. Este cambio no se trata de algo forzado, sino que realmente se siente natural y fluido. Al mismo tiempo, obliga al jugador a olvidar viejas costumbres. Adaptarse o morir. Dominado el estilo de lucha, resulta realmente satisfactorio acabar con enemigos realizando el menor número de movimientos.
En este punto ya podríamos decir que Sekiro posee un sistema de combate increíble, ¡Pero no se queda ahí! From Software ofrece una alternativa al combate directo: El Sigilo. En Sekiro podremos encarar las situaciones con sigilo, lo que nos facilitará las cosas. En muchos casos tendremos que enfrentar cara a cara al enemigo, pero no siempre tenemos que ir de frente. Esto no sólo supone alternativas de cara al gameplay, sino un diseño de niveles más complejo.
Brazo Shinobi y habilidades
Llegados a cierto momento, obtendremos el Brazo Shinobi: Una herramienta adaptable a nuevas modificaciones, que nos ayudará a enfrentar a una gran cantidad de enemigos. Podremos mejorarlo al conseguir las herramientas necesarias durante la exploración del mapa. Además, nos confiere el gancho, un artilugio que nos permite desplazarnos mucho más rápido y posicionarnos mejor.
Este brazo y sus distintas modificaciones aportan profundidad a Sekiro, pues conocer qué modificación utilizar contra qué enemigo supondrá un proceso de ensayo y error, aunque también podremos espiar las conversaciones de los enemigos para obtener información. Utilizar la modificación correcta marcará la diferencia en muchos casos. De hecho, podremos cambiar la modificación en cualquier momento.
Las habilidades y técnicas, que obtendremos gracias a la experiencia que iremos ganando, no sólo aportarán más profundidad a Sekiro, sino que permitirá al jugador crear su propio estilo de lucha. Tenemos diferentes habilidades: Algunas tendremos que ejecutarlas y otras serán pasivas. Saber combinarlas con los ataques básicos y realizar combos es otro de los aspectos que conforman la curva de aprendizaje de Sekiro. Y he aquí uno de los aspectos más importantes y bonitos: Siempre hay algo que aprender y algún aspecto de nuestro estilo que mejorar.
Conclusiones: El viaje del conocimiento
From Software ha mantenido su estilo, pero no se han conformado con ofrecer lo de siempre. Han sabido evolucionar para ofrecer un título a la altura de su fama y de lo esperado por los fans. No sólo se superan, sino que han experimentado exitosamente con nuevas fórmulas. El resultado es Sekiro: Shadows die Twice, un videojuego que indudablemente se ha convertido en un referente de la actual generación.
Rendirse no es una opción. Nadie va a ayudarte. Estás sólo. El camino del Shinobi requerirá paciencia y voluntad. Sekiro exigirá aprender sus mecánicas y habilidades, y estudiar a todos los enemigos. Cada golpe fallido, recibido y dado debe ser una lección. Cada resurrección y muerte debe ser una nueva oportunidad. Si me tiran, me levanto. Cada muerte y victoria traen consigo sabiduría.
Al final, todo se reduce a ese momento en el que logras adaptarte y vencer. Sekiro: Shadows die Twice es sinónimo de evolución y equilibrio. La evolución implica conocimiento y el conocimiento implica cambio. La búsqueda del equilibrio cimenta la experiencia Sekiro: Equilibrio entre atacar, bloquear y contraatacar. Equilibrio entre el impulso de la ira y la quietud de la templanza. Equilibrio entre la improvisación y la estrategia.
Sekiro: Shadows die Twice es más que un videojuego en el que blandimos una Katana, es un maestro de vida.
Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no temas el resultado de cien batallas; si te conoces a ti mismo, pero no conoces al enemigo, por cada batalla ganada perderás otra; si no conoces al enemigo ni a ti mismo, perderás cada batalla. – Sun Tzu, El Arte de la Guerra.
Hemos podido elaborar el análisis de Sekiro: Shadows die Twice en PlayStation 4 Pro gracias a una copia digital ofrecida por Activision.
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- Análisis, Analisis Videojuegos, PC, PS4, Xbox One
- 29 marzo, 2019
- Sekiro: Shadows Die Twice9.5Valoración Final
Sekiro: Shadows Die Twice es un videojuego de acción y aventuras en tercera persona con elementos de rol. Desarrollado por From Software, nos situamos en la Era Sengoku de Japón, una etapa dominada por el conflicto. Seremos un Shinobi caído en desgracia que debe salvar a su amo y buscar venganza sobre su enemigo para recuperar su honor perdido. ¡Y no será fácil!
- Historia
- Jugabilidad
- Gráficos
- Sonido
- DESTACAMOS
- Una narrativa y ambientación que atrapa.
- La jugabilidad es fluida y exigente, en especial los combates.
- Mantiene lo mejor de sus predecesores y lo mejora con creces.
- A MEJORAR
- El rendimiento se resiente en ciertos momentos.
- Reciclado de ciertos enemigos y localizaciones.
- Ausencia de un "modo foto". ¡Sekiro luce increíble!