[OPINIÓN] Los videojuegos son una droga: Las cartas sobre la mesa y el chocolate espeso

«Los videojuegos son una droga«.

Sí, vengo a hablar de eso. Tranquilos, no vengo con la lanza y el escudo. Mi intención no es ser el paladín de bando alguno. Estoy aquí únicamente con mis ideas y mis manos para darles forma.

Empecemos por el principio. Siempre ha existido la afirmación sobre que los videojuegos son malos. Concretamente que los videojuegos en exceso son malos. Los medios de comunicación, en especial la televisión, han hecho y están haciendo campañas realmente potentes para que esta idea cale en la sociedad.

Llevan razón y debemos empezar a aceptar ese hecho: los videojuegos en exceso son malos.

Al igual que el chocolate, las bebidas energéticas, ver la televisión, escuchar música demasiado alta, el sexo, beber, trabajar y hasta abrazar a tu santa madre en exceso puede llegar a ser malo. ¡Todo en exceso es malo! Aunque no creo que haga falta una carrera y un máster para llegar a la conclusión de que «los videojuegos en exceso son malos». Si eso es lo que vale vuestra carrera y máster, os animo a reclamar el dinero a la universidad… ¡Os han timado!

Una vez aclarado esto, vayamos al siguiente punto que debemos aceptar: Existen personas con verdaderos problemas de adicción. Aunque la mayoría de casos presentados por los medios no son adictos. La tergiversación es un arte que muchos medios manejan muy bien. En la mayoría de casos presentados, los adolescentes no son adictos a los videojuegos, sino que han sido educados muy mal o se han refugiado en los videojuegos porque están pasando por un tramo muy duro en su vida. A cualquier cosa se le llama «adicción» hoy en día. Más que en un reportaje de «adictos a videojuegos», deberían estar en un psicólogo o en «Hermano Mayor».

A menudo se suele asemejar «jugar mucho» con ser «adicto». Una persona que juega mucho no tiene por qué ser adicto. Recordemos que actualmente no es sólo un hobby, sino un trabajo para muchísimas personas. No vamos a entrar en los hábitos de un «adicto», pero está claro que «jugar mucho» no es requisito suficiente para llamar adicto a un jugador.

La «adicción a los videojuegos» es la respuesta a una sociedad que se renueva y apuesta por los videojuegos y plataformas como Netflix, Twitch o Youtube, abandonando la televisión

El contenido basura, poco objetivo y manipulado de la televisión ha hecho que muchas personas apuesten por estos nuevos medios de entretenimiento. Lo preocupante para la televisión es que no son sólo jóvenes, sino cada vez más personas adultas descubren su pasión en los videojuegos o en alguna de las plataformas citadas. Personalmente, llevo años sin ver la televisión.

Siempre habrán personas a las que les interese la televisión, pero llegará un punto en el que dejará de ser rentable. Los tiempos avanzan y ya no tenemos que esperar a los telediarios. Las redes sociales e incluso algunos canales de Youtube, por ejemplo, ofrecen una información más rápida, mejor contrastada y con menos anuncios.

La televisión se queda sin alicientes y acusar de «adictos» a una gran parte de la comunidad del videojuego parece ser su forma de llamar la atención. Irónicamente, esto aleja a la gente de la televisión, más cuando siguen explotando el ejemplo del típico «friki inadaptado ochentero». STOP ESTEREOTIPOS. ¡2018, personas del mundo!

Los videojuegos: Un universo lleno de posibilidades

¿Sabéis algo bonito de los videojuegos? Son un punto de anclaje para cualquier persona del mundo. Creo que debo enfatizar «punto de anclaje». A diario, millones de personas se conectan para estar con otras personas con las que conectan a la perfección. Los videojuegos han revolucionado y ampliado el concepto de amistad. El ambiente en el que los jugadores se conocen suele ser estimulante para la amistad: un equipo con un objetivo común. Siempre que haya voluntad amistosa y corazones humildes, la amistad y las risas están aseguradas. Obviamente existen personas más competitivas y con peor perder, aunque todo universo tiene sus seres tóxicos. Siendo esto la superficie de lo que ofrecen los videojuegos, temería si fuese la televisión.

Todo el mundo sabe cuanto bien puede ofrecer el multijugador. Citando el poema de Lope de Vega: «Quien lo probó, lo sabe». Sin embargo, me gustaría centrarme en los videojuegos en sí. Los videojuegos son un universo tan basto que ni quienes residimos en él conocemos toda su belleza.

Hay muchísima belleza oculta en el universo de los videojuegos. ¿Que pueden decir quienes no se han parado unas horas a explorarlo?, ¿Qué pueden decir quienes reniegan de ellos sistemáticamente? No saben de dicha belleza.

No han surcado el espacio con Mass Effect y Destiny. No han amado a Ellie hasta el punto de llorar por ella en The Last of Us. No han desentrañado los misterios del maravilloso mundo de Horizon Zero Dawn. No se han enfrentado a las más duras decisiones morales de The Witcher 3. No se han fascinado con las preciosas historias de Final Fantasy o Kingdom Hearts. No han sido amigos y compañeros de armas en Battlefield o Call of Duty. No han sido tan aventureros como Indiana Jones en Uncharted y Tomb Raider. No se han enfrentado a la victoria de los nazis en Wolfenstein

Tampoco se han tomado decisiones imposibles ni han llorado por ellas en Life is Strange. No se han enfrentado a los dioses griegos y nórdicos en God of War. No han explorado el maravilloso mundo de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. No han recorrido mil reinos tras la Princesa Peach. No han elegido entre Charmander, Squirtle o Bulbasaur. No han fortalecido su paciencia con un Dark Souls. No… No han visto tanto. No han experimentado tanto. No han disfrutado de todas las bandas sonoras, cinemáticas y lecciones que tienen que ofrecer.

No lo saben. Hablan desde una ignorancia que ni siquiera ellos alcanzan a comprender. Al principio, me enfadaba ver noticias que denigraban a los videojuegos a una mera «adicción». Ahora, los compadezco… pues quien no quiere estar en un lugar y no sepa apreciar toda su belleza, que no esté. Porque quienes jugamos a videojuegos somos personas apasionadas, curiosas, aventureras y valientes. Nos ponemos a prueba día a día. Y sí: gritamos de alegría y rabia, lloramos y pasamos horas delante de la pantalla. Pues al igual que un gran libro, cuadro o película; nos cuentan una historia que nos hace crecer como personas, nutre nuestras emociones y vuelve individuos más sabios.

Conclusiones

Cualquier placer en exceso es malo. Por Dios, la patria y el rey a lo largo de la historia y el mundo han muerto más personas que por los videojuegos, así que no nos pongamos catastróficos con los «adictos a los videojuegos». No es un problema de primer orden en la sociedad actual.

Los videojuegos son uno de los puntos de anclaje más fuertes que hay en la actualidad entre personas del mundo. Debemos mantener este universo que nos une sano y fuerte. Debemos superar las minucias internas entre diferentes géneros de juegos y valorar todos como lo que son: nuestro punto de anclaje en un mundo dividido por el odio y el miedo.

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