Holy Shoot – Review

Holy Shoot es un título que desde su primer vistazo deja claro que no pretende pasar desapercibido. Desarrollado por Tale Era Interactive, este shooter en primera persona con mecánicas roguelite apuesta por una fórmula explosiva: combates vertiginosos, estética de cómic, música cañera y un tono irreverente que mezcla lo divino con lo demoníaco. A pesar de encontrarse en acceso anticipado, la propuesta ya apunta maneras, presentando una base jugable sólida y un universo visualmente llamativo. En este análisis, desgranamos cada uno de sus apartados para entender qué ofrece y hasta qué punto consigue destacar en un género cada vez más saturado.

Historia

La narrativa de Holy Shoot funciona más como excusa que como motor principal, y es evidente que el juego lo asume con humor. En esencia, encarnamos a un guerrero divino (o varios, según el personaje elegido) que desciende a los círculos del Infierno para recuperar artefactos sagrados robados por fuerzas demoníacas. A lo largo del descenso, nos enfrentamos a hordas de enemigos infernales en escenarios cada vez más retorcidos, mientras acumulamos poder y buscamos redención… o al menos, destrucción con estilo.

El juego se ríe de sí mismo constantemente. Su tono es descaradamente satírico, con diálogos autorreferenciales y comentarios que parodian tanto lo religioso como los clichés del género. No hay grandes giros argumentales ni desarrollo de personajes profundo, pero esto no es un defecto en este contexto: es una decisión de diseño coherente con el espíritu arcade y desenfadado de la propuesta.

Jugabilidad

Este es sin duda el pilar más robusto de Holy Shoot. Nos encontramos ante un shooter en primera persona que se mueve a una velocidad endiablada. El jugador debe mantener el movimiento constante, combinando saltos, dashes y disparos mientras esquiva proyectiles enemigos y busca ángulos de ventaja. La precisión no es lo más importante: aquí lo que importa es sobrevivir en medio del caos.

Los escenarios son habitaciones cerradas interconectadas, generadas de forma procedural, al más puro estilo roguelite. Cada run comienza desde cero, pero con la posibilidad de desbloquear mejoras permanentes desde un hub central. Este sistema permite progresar lentamente entre partidas, al tiempo que mantiene la tensión de la muerte permanente.

Uno de los puntos fuertes del diseño es la variedad de personajes disponibles. Cada uno cuenta con habilidades únicas, estadísticas diferentes y un estilo de juego marcado. Desde el clásico soldado que arrasa con todo, hasta personajes más técnicos que se apoyan en gadgets, hay opciones suficientes para incentivar la experimentación.

A esto se suma un arsenal bastante variado, que incluye desde escopetas, rifles de plasma, granadas incendiarias hasta artefactos mágicos. Cada arma tiene su propio «feeling» y efectos especiales, lo que convierte cada run en una experiencia distinta dependiendo del equipo que consigamos.

También hay espacio para la estrategia gracias al sistema de mejoras temporales: perks que alteran el estilo de juego, desde disparos que rebotan hasta inmunidad momentánea, pasando por multiplicadores de daño o curaciones tras cada muerte. La elección de estas mejoras puede marcar la diferencia entre una partida exitosa y una derrota rápida.

Gráficos

Holy Shoot destaca con una estética cel-shading muy marcada, que le otorga un estilo de cómic tridimensional. Los contornos negros gruesos, los colores saturados y los efectos de iluminación exagerados le dan una personalidad visual inconfundible. Es evidente que se ha buscado una identidad propia, que se aleja del realismo en favor de una atmósfera estilizada, caótica y colorida.

Cada zona del Infierno tiene su propio diseño temático, desde catacumbas llenas de lava hasta fortalezas industriales poseídas. A pesar de la generación procedural, los entornos tienen coherencia artística y una paleta cromática bien pensada. Los enemigos también destacan por su diseño grotesco y caricaturesco, con animaciones exageradas que aportan claridad visual en medio del caos.

Eso sí, hay momentos donde la sobrecarga de efectos, explosiones y enemigos en pantalla puede saturar al jugador. El juego a veces peca de ser «demasiado», dificultando la lectura rápida de la acción, sobre todo en niveles más avanzados.

Sonido

La banda sonora es uno de los acompañantes perfectos para la acción desenfrenada. Compuesta por pistas de metal y electrónica agresiva, la música no solo ambienta, sino que empuja al jugador a moverse, disparar y mantenerse en la ofensiva. Las transiciones entre temas están bien integradas con el ritmo de juego, haciendo que los combates se sientan más intensos.

Los efectos de sonido cumplen su papel de forma efectiva. Las armas tienen sonidos contundentes y diferenciados, las explosiones retumban con fuerza, y los enemigos chillan, gruñen o explotan con sonidos grotescos. Aunque hay algunos problemas puntuales de mezcla —como líneas de voz que se oyen bajo o efectos demasiado estridentes—, en general el apartado sonoro es satisfactorio y acorde al tono del juego.

Duración y rejugabilidad

Como buen roguelite, Holy Shoot no ofrece una campaña lineal con una duración predefinida, sino un bucle jugable que invita a la repetición constante. La primera vez que se accede al Infierno, la experiencia puede durar entre 15 y 30 minutos dependiendo de la habilidad del jugador. Sin embargo, la progresión metajuego, los personajes desbloqueables, las armas ocultas y los múltiples caminos posibles alargan considerablemente la vida útil del juego.

La curva de dificultad está bien medida, aunque algunos jugadores pueden sentir que el progreso es demasiado acelerado al principio. No obstante, el título compensa con una gran variedad de combinaciones posibles y desafíos crecientes. La sensación de mejora personal, tanto en reflejos como en estrategia, es constante y gratificante.

Rendimiento técnico

El juego corre con bastante fluidez en equipos de gama media, y ofrece compatibilidad con tecnologías de escalado como DLSS y FSR, lo cual permite optimizar el rendimiento sin sacrificar demasiado la calidad visual. Los tiempos de carga son mínimos, y el reinicio rápido tras morir ayuda a mantener la adicción al bucle jugable.

Sin embargo, en momentos de gran saturación de partículas y enemigos, se pueden experimentar bajones de frames. No son constantes ni graves, pero sí perceptibles. También hay algunos bugs menores, como colisiones extrañas o enemigos que se traban en el escenario, aunque nada que arruine la experiencia general.

Conclusión

Holy Shoot es un soplo de aire fresco dentro del género roguelite FPS, no tanto por sus mecánicas —que siguen fórmulas conocidas—, sino por su identidad visual, su ritmo endiablado y su sentido del humor. Es un título que no se toma en serio, pero que sí se toma en serio su jugabilidad. A pesar de sus imperfecciones técnicas y la falta de profundidad narrativa, su propuesta resulta tremendamente divertida y adictiva.

Queda por ver cómo evolucionará en los próximos meses, pero si mantiene esta dirección y continúa añadiendo contenido, personajes y modos de juego, podría convertirse en un favorito dentro de su nicho.

Aquí os dejamos  el link para que os podáis hacer con vuestro Holy Shoot, esperamos que lo disfrutéis tanto como nosotros.

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Jules:
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